Unas horas después de conocida la noticia de su fallecimiento, lo mejor que podemos hacer es agradecer por su vida.

Por: Braian Fernandez, salesiano en formación.
bfernandez@donbosco.org.ar
Hoy la angustia y el miedo atraviesan mi corazón. No puedo negar la incertidumbre de lo que vendrá… pero tengo la certeza de que tu legado no se va a terminar. Acá estaremos, intentando seguir defendiendo, denunciando y anunciando como vos bien nos enseñaste.
Lo que hiciste por la Iglesia no tiene palabras. Fuiste el Papa que, sin saberlo, necesitábamos. El que mejor nos representó en estos años. El que supo leer por dónde pasa la cosa: lo esencial, lo que verdaderamente importa. El que dejó de lado ritos vacíos para ir a lo profundo.
Gracias por hacerme creer en la Iglesia. Por transparentarla, por no ocultar nada, por denunciar y anunciar siempre.
Gracias por luchar, por poner todo sobre la mesa, debatirlo, soñarlo con otros y otras.
Gracias por invitarme –e insistirme– a amar a la Iglesia así como es: humanamente imperfecta.
Gracias por acercar a Dios a tantos que se proclamaban ateos, dolidos, marcados por una Iglesia que había hecho daño.
Gracias por ser para todos, por abrir las puertas, por hacer de la Iglesia un verdadero hospital de campaña.
Gracias por hacernos sentir merecedores de Dios, perdonados todo el tiempo.
Gracias por hacernos creer que podemos ser santos, incluso metiendo la pata constantemente.
Gracias por llenarnos de esperanza, por mostrarnos por dónde pasa la vida, por dónde pasa Dios.
Gracias por mirar a los que nadie miraba, por invitar al mundo a arrodillarse y embarrarse por la vida del que sufre.
Gracias por enseñarnos cómo se perdona y se convive con personas que buscan otra cosa, que miran para otro lado, que complican el camino. Personas que boicotean los sueños y priorizan su comodidad. Vos las amaste y perdonaste como nadie.
Gracias… por todo.
Gracias, querido Francisco. Y perdón.
BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – ABRIL 2025