La cuenta regresiva

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El intercambio de cartas entre Don Bosco y el Commendatore Gazzolo poco antes del primer viaje misionero.

Por: Néstor Zubeldía, sdb

nzubeldia@donbosco.org.ar

Al momento de hacer público el anuncio de la misión salesiana en América y de invitar a quienes quisieran ofrecerse para el desafío de cruzar el mar, Don Bosco puso también plazo para la partida (ver Boletín Salesiano de marzo). Los tiempos empezaron a acortarse para todos y se acercaba la cuenta regresiva. 

El viaje de Don Bosco a Roma y las entrevistas con el Papa Pío IX, aceleraron las decisiones. Pero el incendio del colegio porteño de los jesuitas, provocado por un grupo de enardecidos apenas un mes después del anuncio del gran viaje en Valdocco, generó también algunas lógicas preguntas sobre la oportunidad de la expedición. 

Desde San Nicolás de los Arroyos, donde esperaban al grupo de misioneros que pondría en marcha el primer colegio salesiano en América, venían pidiendo insistentemente los nombres de los viajeros para poder resolver el tema de los pasajes. Para Don Bosco no fue tarea fácil armar el equipo. Él no enviaba a nuestras tierras lo que le sobraba en Turín. Al contrario, se trataba, mayormente, de gente que ya ocupaba cargos de responsabilidad, empezando por don Cagliero, a quien llama vicesuperior de la Congregación y que sería el capitán indiscutido de esa primera selección.

Para Don Bosco no fue tarea fácil “armar el equipo”. Él no enviaba a nuestras tierras lo que le sobraba en Turín

Don Bosco tampoco se conformaba con el número de cinco misioneros que le proponían insistentemente la comisión y el párroco Ceccarelli de San Nicolás, seguramente en el afán de ahorrar en pasajes. El fundador soñaba con el comienzo de algo grande y para eso necesitaba un grupo consistente y variado, con sacerdotes más experimentados, otros que recién estrenaban su ministerio e incluso alguno todavía no ordenado. Y en sus listas nunca faltaban los salesianos coadjutores. 

Entre mayo y julio de 1875, Don Bosco y el cónsul argentino en Savona, reactivaron su correspondencia, que ya iba entrando en la letra chica de los preparativos. Algunas frases, entresacadas de esas cartas de ciento cincuenta años atrás, nos permiten ver de cerca varias de estas preocupaciones a la vez que la creciente confianza entre ambos interlocutores, aún con la formalidad del trato propia de la época. 


Turín, 10/4/75

Carísimo señor comendador:

¿Cómo van nuestras cosas? He hablado mucho de usted y de la proyectada expedición de Buenos Aires y el Santo Padre escuchó todo detalladamente y con mucho gusto. 

Ahora no sé si las turbulencias de aquellos países puedan estorbar nuestros planes. Si usted tiene noticias, démelas. Por lo demás, nos entenderemos.

Está siempre firme que la habitación, aquí, está lista, y nuestra mesa es siempre toda suya.

Dios bendiga a usted y a su familia. Recen también por mí.

Sac. Juan Bosco


Turín 11/7/75

Muy querido señor comendador:

He recibido su carta y recién ahora puedo contestarle.

No puedo darle el nombre de cada uno de los salesianos destinados a cruzar el océano. Creo que se pueden anotar de este modo: El padre doctor Juan Cagliero, vicesuperior general de la Congregación Salesiana, con cinco sacerdotes y tres maestros coadjutores, uno de los cuales, maestro de música.

De usted no me dice nada, pero usted debe ir. Si no se puede de otra forma, yo pagaré su viaje.

Tengo aquí doce diccionarios español-italiano; espero que me llegue una buena gramática, para comprarlas aquí en Turín, a menos que usted juzgase conveniente conseguirlas en otra parte. 

Pero… pero… ¿deberemos dar comienzo a nuestras clases de castellano? Usted me dice y yo reúno a todos los alumnos. Espero sus órdenes para ejecutarlas.

Sac. Juan Bosco


Savona 16/7/75

Ilmo. y Rvmo. Sr. Don Bosco:

En contestación a la suya le digo que ninguna dificultad, que yo sepa, hay respecto de nuestra expedición.

Escribí conciso porque una carta de Ceccarelli me decía que debía contentarme con cinco más los dos acompañantes y de enviar el nombre de los que irán. Espero que para mi pasaje no debamos hacer sacrificios, porque para esto he tomado ya todas las providencias.

Las clases se pueden comenzar cuando usted quiera; creo que realmente es hora, porque el tiempo pasa y octubre se acerca y pueden llegar de un momento a otro los pasajes con las cartas de la Comisión y de Ceccarelli.

Considerando que el número por ahora debe ser de cinco, creo que se podrían dar las clases en el colegio de Varazze, que sería más cómodo para mí para estar más cerca de mi familia.

Mis respetos a todos mis amigos salesianos y, en la espera de sus órdenes, me repito, como siempre, afectísimo servidor y amigo. 

Juan B. Gazzolo


Varazze 23/7/75

Ilmo. y Rvmo Sr. Don Bosco:

Finalmente puedo enviarle las cartas de la comisión del colegio y del Rev. Ceccarelli.

La comisión insiste sobre cinco individuos y también los nombres para mandarnos los pasajes. Usted dígame los nombres lo más pronto posible. Respecto del número, usted puede mandar cuantos quiera. No se asuste por lo que dice Ceccarelli. Veo que son exageraciones. 

Juan B. Gazzolo


Turín 26/7/75

Muy querido señor Comendador:

Ya he hecho proveer de gramáticas y las he hecho distribuir a los alumnos, que serían, por ahora, don Juan Cagliero, vicesuperior; don Bonetti, director de Borgo San Martino; don Antonio Riccardi, de Lanzo; don Valentín Cassinis, de Turín; don Tomatis y don Baccino, de Varazze. Maestro de música, G. Molinari, que ahora está en Borgo San Martino. Coadjutores: Esteban Belmonte y Vicente Gioia. 

Dejo que cada cual comience a leer la gramática, porque don Cagliero no puede quedar libre hasta el 7 de agosto. Entretanto, usted puede comenzar a ejercitar a los dos de Varazze.

Sac. Juan Bosco


Como sabemos, la lista definitiva de la primera expedición, que siguió cambiando hasta el último día antes de embarcar, incluyó a diez misioneros, sacerdotes, clérigos y coadjutores, cuyos nombres no coinciden exactamente con los de estas cartas. Accediendo a la insistencia del fundador, aun cuando el gobierno argentino se negó a pagar sus pasajes, el cónsul Gazzolo fue finalmente de la partida. El commendatore continuó enseñando la lengua española a los viajeros durante la larga travesía y los acompañó hasta instalarse en Buenos Aires y en San Nicolás. En Turín, antes de partir, quedó inmortalizado casi en el lugar central de la foto de ciento cincuenta años atrás que reflejará para siempre el comienzo de esta gran aventura.

BOLETÍN SALESIANO DE ARGENTINA – ABRIL 2025

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